Los científicos llevan mucho tiempo desconcertados sobre cómo los microorganismos que viven bajo tierra se alimentan sin luz solar ni calor. Dos estudios recientes sugieren que estos organismos podrían alimentarse de la desintegración radiactiva del hidrógeno y otros elementos. Los hallazgos abren nuevas posibilidades para la vida en otros mundos y podrían arrojar luz sobre la propia historia de nuestro planeta.